6 July 2009

Barcelona vuelve a inspirar

Somos observadoras. Nos dedicamos a un poco de todo, según toque. Siempre tenemos más cosas que hacer, pero por extraño que parezca, no hacer nada y mirar es de las mejores formas de conocer el mundo y la sociedad.

Sin duda los lugares ideales para encontrar lo más curioso de este mundo suelen ser los centros de las grandes ciudades, y éstos son una distracción constante.

Caminemos por La Rambla. Dejemos atrás los turistas amarillos (algunos de cabeza, otros de piel) alucinando con las palomas en Plaça Catalunya y vayamos hacia abajo, en dirección al puerto. Nada más empezar el paseo, unos indios entusiastas y emplumados entonan y tocan viejas melodías nostálgicas de su tierra, cantos de cóndores, sierras, nubes y amores de ojos oscuros. En un momento dado sale del corro un joven con estremecedores gritos y chillidos danzando alrededor de la funda, dando saltitos y pegando botes para invocar la lluvia en una ciudad que apenas supera los 600 mm anuales.

Lo dejamos con su trabajo y pasamos entre las estatuas vivientes. Cada día que pasa son más ortopédicas y sorprendentes. Algunas ya ni parecen estatuas: suerte tenemos del viejo soldado de cobre de la II Guerra Mundial. Él sí se conserva fiel desde hace años. Una pequeña multitud se ríe alrededor de un ser alto y negro envuelto en una capa enorme y oscura de arriba abajo. Cada vez que alguien se le acerca para darle alguna moneda, el ser le da un papel y mientras se aleja salta de tal manera sobre su caja de madera que parece que el cielo se viene abajo. Y se asustan. Mucho.

Dos chicas con cara de no tener nada mejor que hacer se quedan mirando el ser. Y el ser se da cuenta. Las chicas se van. Al cabo de un rato, vuelven. Una de ellas se acerca a darle una moneda con aires de aventurera en tierras extrañas. El ser le da un papel. La chica se gira con desconfianza. El ser salta sobre la caja con el mayor estruendo que puede conseguir... Antes de tener la oportunidad de asustar a la chica, ella se gira i le ruge en la cara con un escándalo impresionante que sorprende y confunde momentáneamente al ser. Aplausos de los espectadores. Reverencias del ser. Las chicas se marchan rápidamente.

Más abajo, en uno de los muchísimos cafés abarrotados, unos turistas se refrescan tomando unas cervezas. ¿Qué hay de tan especial en ello?, nos preguntaréis. Su color. Quien tenga inquietudes hexadecimales, que busque a qué se parece #CC0000. No podemos decir nada más excepto que no estamos exagerando. Y esto mientras el gobierno hace campañas avisando del cáncer de piel: si no la hiciera, posiblemente todo el mundo habría muerto ya... o le habrían salido seis narices por centímetro cuadrado por todo el cuerpo.

Damos la vuelta y subimos de nuevo, ya que nos pasan a recoger en el Corte Inglés. La puerta de los grandes almacenes es un lugar común de encuentro, y no somos lás únicas que estamos esperando. Tenemos al lado la chica más bonita que hemos visto en nuestra vida: pelo rojizo rizado y suave que lanza destellos al Sol, piel perfecta de anuncio, blanca y rosada según conviene, ojos grandes de color miel y cara de facciones tan armónicas como se puede imaginar. Parece extranjera. Como observadoras curtidas desde hace años y, además, devotas admiradoras de cualquier forma de belleza, no podemos evitar los comentarios sobre su maravilloso aspecto.

-¿Has visto? Es perfecta.

-¡Cómo no verla! Parece un cuadro del Renacimiento.

-Tienes razón, ya la veo con un enorme vestido de terciopelo verde oscuro delante de cortinas rojas. ¿De dónde crees que puede ser? Imagínate, si nos comprendiera...

-¡Qué va a comprender! Si da lo mismo, estamos hablando muy bien de ella. No parece escandinava ni del este de Europa. Diría que tiene rasgos anglosajones. De aquí no es con total seguridad.

-Efectivamente... De todos modos, me daría bastante vergüenza. Pero ¿has visto jamás una cara tan perfecta? ¡Qué ojos! No parece de verdad.

-Madre mía, si parece sacada de una pintura... ¡De una pintura con tan sólo la imaginación por modelo!

En ésas estamos cuando suena un móvil. El suyo. Nos damos con el codo.

-Calla, mira, ahora sabremos qué lengua habla y se nos aclarará el misterio... -La chica lo coge:

-¿Hola? Sí, ¿dónde estáis?

2 comments:

Anonymous said...

Jajajajaja! La noia segurament es va tornar creguda... :P Molt bo! Sobretot l'aventura del ser... qui li va cridar, tu, o ella? I què li vau cridar?

LSEP said...

Ei! Qui ha dit que vam ser nosaltres?